jueves, noviembre 09, 2006

Noviembre


O la luz bajo los cedros, mágica lluvia que endulza el otoño, rincón donde crecen los duendes. O tus ojos de gato; o tres décadas en las manos, llenas de tantas cosas que no son importantes, cajones que rebosan y encuentras en el fondo, envuelto en telarañas, lo poco que te llevarías. O el misterio de tejer cada día, de remendar agujeros y colgar de la pared ausencias irreversibles.

O la elegancia de un ciprés en el día de difuntos, árboles de cementerio que funden la tierra con el cielo; ese otro plano donde la realidad es la luz bajo los cedros, y todo lo demás un pálido reflejo; donde los sentidos son uno y respiran la esencia de los siglos. O despertar rastreando tu piel, envolverme en abrazos de luna, desnudos sobre el fin de los tiempos;

nada más

hay eterno.