miércoles, marzo 08, 2006

Meditación

Como un pasillo; una vez hubo una salida. Tú estás al final; lo sé porque me has llamado varias veces mientras caminaba. Me desoriento; me enredo en mis pasos y tropiezo con la pared. No hay luz aquí. Quiero salir al bosque, quiero ponerme un vestido blanco y danzar alrededor de la hoguera. De vez en cuando me paro; no puedo evitarlo. No es suficiente la idea de la luz ahí fuera; a ratos no quiero seguir, sólo encogerme y permanecer aquí; no importa para siempre. Escucho mis propios pensamientos: son como un eco que retumba. Quiero acallarlos; quiero escuchar otra voz pequeña, dentro de mí. Escuchar a la niña; sé que sigue ahí.

Espera. La he encontrado, camina de mi mano. El pasillo es un poco más ancho. Está asustada. No me reconoce; yo no era así, ahí fuera. Yo corría con ella por la playa, le lanzaba el agua del mar. Yo le ayudaba a contar las estrellas; le enseñé a no tener miedo. A desear siempre algo. Ahora no me reconoce, quiere que la saque de aquí. Le digo que tal vez sea ella la que conoce el camino, tal vez si me dejo guiar… los pensamientos son más débiles. Le pido que me hable del mundo ahí fuera; casi lo he olvidado. Me habla de una brisa, junto al mar. El mar debe ser algo tan hermoso… me habla de una noche clara de verano. Me dice que no debo rescatar todos los recuerdos, sólo los buenos. Que cavaremos juntas un agujero en la arena, y en él enterraremos todas las cosas malas. Lloro. Ella aprieta fuerte mi mano, pero me dice que no debemos detenernos. Que tú esperas al otro lado. Le digo que ahora ya casi no escucho mis pensamientos, pero aún tengo miedo. Miedo de que ella se marche otra vez, contigo sólo quiero ser esa niña. "No olvides ese cielo", me dice, "y seguiré a tu lado". "Tú me enseñaste a soñar; yo te recordaré cómo se hace: cierra los ojos".

Lo recuerdo. Un cielo estrellado y el murmullo de las olas. El olor del mar. Crepitaba una hoguera. Siento su calor en el rostro. Abro los ojos. Estoy en el claro del bosque; tú estás a mi lado. Entre los árboles, la niña hace un gesto para despedirse; sé que, aunque se marche ahora, seguirá conmigo. Cojo tu mano y te sonrío: también yo debo marcharme, aún tenemos un camino por recorrer. Pero volveremos a encontrarnos aquí, frente a la hoguera, tal vez para siempre.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Que sepa usted que nos ha gustado bastante (a mi y a mi consabida estupidez).

Me ha gustado como ha intercalado reflexiones personales con la descripción de la acción. Las paradas frecuentes a que obliga el uso de una abundante puntuación da un ritmo acertado para la sensación onírica que desprende. Eso está conseguido.

"Quiero salir al bosque, quiero ponerme un vestido blanco y danzar alrededor de la hoguera." Esa imagen me parece potente y sugerente. No puedo decir lo mismo del recurso de dar la mano, ("La he encontrado, camina de mi mano", "Ella aprieta fuerte mi mano"), que usa en un par de ocasiones, ése me ha parecido mucho más manido. En general cuando se utilizan imágenes metafóricas se debe uno de estrujar el coco (ésto lo digo en general, no por este texto concreto). No somos conscientes de ello, pero en nuestro subsconciente exiten multitud de iconos (así como de frase hechas) que forman parte del acervo colectivo, pues se han empleado mucho en literatura, cine o televisión... Realmente se debe ser fiel a lo que se quiere expresar, y si para ello hay que servirse de una determinada estampa, pues nada, sírvase, pero si se puede decir lo mismo con una asociación de imágenes o de palabras nuevas, creáme, muchísimo mejor.

Hay por ahí algún laismo, aunque sin embargo, en otros sitios francos para cometer la mesetaria heterodoxia no lo hace, y se ciñe a la estricta regla académica. Bien... Si no me equivoco ya no se considera un error gramatical.

Yo después de puntos suspensivos pongo siempre mayúsculas si no he puesto después una coma(en "guiar… los pensamientos", yo pondría "guiar…, los pensamientos" o "guiar… Los pensamientos")

Los apuntes de estilo son una opinión, los gramaticales no es que tenga ganas de dejarle en evidencia, a mi sí que me gusta que me lo digan. Yo también cometo faltas ortofráficas y gramaticales de aurora boreal (amén de que pueda estar equivocado en lo que he dicho).

Me gusta el principio y el final. En medio me flojea algo, pero la media es alta.

El significado final no queda claro, aunque dudo si es pretendido o no, en todo caso el texto es evocador, así que cada cual se lo interprete.

¡Adiós! Me voy. Qué le vaya bonito.

Posdata: Me encantaría verle vestido de blanco danzando extasiado alrededor de una hoguera... ;)

Félix H. de Rojas / Félix Hernández de Rojas dijo...

Buen comentario Lidia. Coincido en gran medida con él. El texto me parece bueno. En tu línea.

Quizás me gustaría ver algo más arriesgado.

Anónimo dijo...

me gustaria saber si lidia es mi compi del colegio/instituto. Si es asi me debe una cena de las clases de inglés...

El paso del ciempiés dijo...

Gracias, Félix. Ya sé que lo hemos comentado, cambiar los registros. Pero el tiempo, siempre el tiempo... de todas formas, prometo intentarlo.

Gracias "al pesado de siempre", por todos los comentarios, que agradezco enormemente, hasta los gramaticales, no me importa, al revés; todo lo que sean sugerencias de mejora, bienvenidas. Es difícil ser objetivo con uno mismo, y detectar fallos como los lugares comunes. Me cuesta colgar textos así, prefiero la literatura menos introspección y más ficción, pero hay que probar todo.

Un saludo, y a danzar en las hogueras... Ya queda menos para San Juan.

Caque dijo...

De improviso me asalta la necesidad de escribir y me cuelo en su casa para perpretar el acto... No sé por qué... He estado vagando toda la noche, he paseado por el parque ocuro, he velado el sueño de los animales del zoológico, he ejercido de sereno amateaur... He terminado a su puerta y he entrado.

Será el quinqué de ilusión que tiene constantemente encendido en la ventana el que atrae a los naufragos de la esperanza.

No lo apague jamás, el quinqué, sirve de guía a los desencantados... A mi se me olvidó cómo se enciende el fuego, ya ve, miles de años de evolución al traste... Necesito a Prometeo.

Adios... Me voy...

El paso del ciempiés dijo...

Es muy bonito su texto,gracias por la metáfora del quinqué; espero que siga encendido para recoger sus palabras. Esa búsqueda del fuego me ha recordado a Diógenes con un farol en la mano buscando al hombre, no sé por qué...

Un abrazo desde mi ventana.

Anónimo dijo...

Estupendo