jueves, noviembre 09, 2006

Noviembre


O la luz bajo los cedros, mágica lluvia que endulza el otoño, rincón donde crecen los duendes. O tus ojos de gato; o tres décadas en las manos, llenas de tantas cosas que no son importantes, cajones que rebosan y encuentras en el fondo, envuelto en telarañas, lo poco que te llevarías. O el misterio de tejer cada día, de remendar agujeros y colgar de la pared ausencias irreversibles.

O la elegancia de un ciprés en el día de difuntos, árboles de cementerio que funden la tierra con el cielo; ese otro plano donde la realidad es la luz bajo los cedros, y todo lo demás un pálido reflejo; donde los sentidos son uno y respiran la esencia de los siglos. O despertar rastreando tu piel, envolverme en abrazos de luna, desnudos sobre el fin de los tiempos;

nada más

hay eterno.

18 comentarios:

Caque dijo...

Qué acogedora se ve la luz que desprende el quinqué a través de la ventana... ¿Cómo será el interior de la casa?... Ambiente clásico, minimalista, posibilista, destartalado, humilde pero cálido, esplendoroso pero frío, desenfadado, tímido, estridente... Qué curiosidad... Dan ganas de entrar...

Pero no lo haré: ¡es otoño! Me quedo en la calle pataleando entre hojas secas, como todo un Gene Kelly, chapoteando entre la muda vieja de la naturaleza...

Me encanta el otoño porque suda melancolía... Me voy a comer buñuelos de viento y a perseguir el ánima de cualquier santo.

Anónimo dijo...

Este noviembre, ¡hasta a mí me sorprende!

Y no digamos nada del comentario anterior, ¡tan a la altura del escritor!

Saludos

Caque dijo...

Colijo que te ha pasado la vida por encima como una apisonadora.

Quizás encontraste el amor... Ojalá sea eso... ¿Para qué escribir entonces? Siempre fue mejor hacerlo que contarlo. O peor: inventarlo. Qué suerte si te ha pasado, olvida esto, vas a ganar nada, vas a sufrir todo.

Ser un mal (y lo digo por mi, que conste) escritor de principios XXI es una soberana putada. Mientras todos tus conocidos ascendieron en sus carreras profesionales, tuvieron hijos... Uno medio ganándose la vida en un trabajo cloaca para terminar escribiendo lo que a todas luces es una mediocridad (a pesar de lo que mis buenos amigos digan)... Es una putada...

Haber nacido para volar y tener alas de piedra es una putada, joder.

Pero estoy más o menos contento. Podría ser peor. La realidad puede ser demoledora.
No sé lo que es una guerra.
No sé lo que es mi hambre, ni mucho menos el hambre de mi madre (que diría aquel).
No sé el significado de la palabra dictadura, nunca se me olvida, a pesar de vivir en una democracia imperfecta.
No sé lo que es tener la piel oscura y que eso sea un problema.
No sé lo que es el infierno de la soledad impuesta.
No sé lo que es la traba de la enfermedad, o del mutilamiento, sin remdio.
Sé que soy un escritor mediocre de principios del siglo XXI, y al contrario que al maestro no me da miedo decirlo, me da pena y vergüenza, eso sí, por eso me escondo cuando lo digo.

ES DICIEMBRE. Creo que se acerca la navidad, lo sé por las luces que atrezan (verbo inventado) la fachada de El Corte Inglés.

Felicidad a todos. Qué sigamos maldiciendo nuestra suerte de mal escritor de principios del SXXI delante del plato caliente a la hora de la cena, con las sonrisas (y las heridas) de los tuyos, en una pelota azul que tiene todo el agua que le falta a Marte.

Caque dijo...

Madurar es ser consciente de lo que has hecho y de lo que ya jamás vas a hacer en tu vida.

Así, por ejemplo, yo nunca he echado ni echaré tres polvos sin sacarla, no escalaré un ocho mil metros, no bailaré con la más guapa siendo adolescente (que es cuando hace falta), no estudé mis preferencias, no me libré de la mili, no me tocará la primitiva, no sentiré la caricia de los laureles en las sienes, no me podré hasta el culo de cocaína en una orgía con varias hembras, no veré temblar a mi paso a los subordinados, no padeceré el veneno de la adulación, no he escrito ni escribiré un verso que excite lágrimas de pasión de una princesa...

Esta es mi puta vida. La cercanía de la navidad siempre me lo recuerda. Disculpas por utilizar tu casa para vomitar mis letras.

Caque dijo...

Sí existe el amor. Que yo lo vi.

No llama la atención porque viste de diario. Porque las expectativas del concepto exceden a las realidades. Porque en verdad nunca gana, pero también es cierto que nunca pierde. Siempre está ahí, con las manos destrozadas de agarrarse a todos los clavos ardiendo. Cuando habita en un espíritu desierto se convierte en puro egoísmo para poder sobrevivir, esperando que otro clima le haga desear para otros lo que para él desea.

Anteayer la calle estaba embuchada de coches, maciza. Llovía, ya sabéis, no valen cláxones, no sirven los semáforos, y se desconoce quien fue primero, si el agente municipal o el embotellamiento. Escuché primero la sirena, luego los pitidos de los coches, es increíble, pero se puede entonar con los pitidos, ya no decían “cabrón”, ni “me cago en...”, ni “estoy hasta los huevos”, avisaban a la manada que algo iba mal, que había que estar atentos... Cuando vi las luces anaranjadas por el retrovisor no me sorprendió, ya estaba avisado de lo que era. Y podéis creedme cuando os digo que vi como surgía un carril central al apartase todos y cada uno de los automóviles con ese propósito concreto, desafiando absolutamente todas las leyes de la física (a pesar de que digan eso de que la gravedad comba el espacio, de que todos somos fotones o de que la cuarta dimensión es el tiempo), por el que colaba como una flecha una ambulancia que venía haciendo la contrarreloj más seria. Y entonces pensé que no hace falta estar en el mar rojo hace miles de años al lado de un señor con un cayado, túnica y barbas blancas, para presenciar el milagro de que se retiren las aguas.

Lo he visto, lo sé.

Caque dijo...

Puedo escribir una enciclopedia de soledades,
un tratado de ausencias,
una carta de navegación que guía a ninguna parte,
un manual de cómo perder guerras,
un discurso para decir a nadie,
una revista de pasatiempos para las noches en vela,
un vademecum de fármacos que maten,
un soneto que enamore a la pena...

Caque dijo...

Suerte...

Caque dijo...

Cualquier día nos cruzaremos en la calle. No hará falta que nos cambiemos de acera, porque no nos reconoceremos... (Tambien tiene sus ventajas esto de la virtualidad informática)... O en la cola del supermercado. O en unas vacaciones a Kuala Lumpur. O en la sala de urgencias de un hospital. O en un asilo. Y no sabremos ni tú de mí, ni yo de tí. Sólo quedarán las torpes palabras que una temporada nos dio por escribir, qué osados, en un servidor de una multinacional norteamericana. Sólo quedarán las palabras, hasta que el olvido las borre de nuestras cabezas, hasta que google diga.

Anónimo dijo...

Lo de la sala de urgencias de un hospital y lo del asilo me ha llegado al alma. Por favor, que acabamos de estrenar año. Un poquito de optimismo.

Feliz año a todos.

Caque dijo...

Todo me duele y siento el dolor de todo. Soy animista, porque veo el ánima de toda la materia, y la veo ahullando de dolor, veo el alma que me sostiene, y la veo ahogándose en su propia sangre, que mana de la herida que me he infligido.

El dolor nos mantiene vivos, en pie, alertas. Vivir es doler. Al nacer todo duele, el primer rayo de luz que hiere la retina, el frío absoluto, la sequedad del aire que abrasa los pulmones... Y aun así, queremos salir del útero, abrir los ojos, respirar... Esta adicción al dolor es digna de encomio. Sabemos que estamos vivos porque sentimos dolor. Vivir es doler. Y el dios que inventó un estado semejante un hijo puta de mucho cuidado.

No es que todo lo que merece la pena en la vida duela, según dicen, es que todo duele. No es que el que bien te quiere de hará llorar, es que no te quiere nadie y te van a joder igual. No es que la letra con sangre entra, es que para escribir hay que desangrarse, porque ésa es la tinta del relato.

Sólo la muerte es paz. Sólo es plácido el olvido.

Caque dijo...

He puesto aullando con h intercalada... Joder, qué depresión más vulgar y más inculta tengo.

Caque dijo...

¡Uf!... Vengo huyendo de la pena... Estoy empapado en dolor...

Anónimo dijo...

Y yo que creo que en el fondo eres un tipo divrtido y sí sabes cuántas cosas buenas y no doloresas tiene la vida.

Otra vez feliz año a todos.

Caque dijo...

(Cada vez que agonizo algo regreso,
como un elefante a su mítico cementerio.)

Me presento ante ti,
vengo de estar jugando en la plaza,
con la camisa por fuera,
berretes en el rostro,
rodillas y codos descarnados,
con cara de haber roto todos los platos.

Traigo las manos ocultas detrás de la espalda,
me obligas a enseñarlas,
están sucias, dan pena...

Suspiras...:
“Vete... Vete a lavarte
antes de tomar la cena...”,
dices con la voz cargada de paciencia.

Tengo hambre,
corro al cuarto de baño
antes de que te arrepientas...

Caque dijo...

Imagino que necesito hablar, así, desnudo en la oscuridad. Describir mis manchas de nacimiento, donde nace el bello que más me avegüenza, la ubicación de ese lunar, las lorzas, los granos... Confesar cuanto me mide realmente el falo, chillar que tengo las mamas fláccidas.

Pienso que es eso, nada más, una brisa desagradable provocada por el aleteo de un ángel malévolo.

Sólo eso.

peregrina dijo...

Cuánta armonía y belleza hay en este escrito. No es sólo el estilo o la prosa, hay algo que traluce del alma.

Anónimo dijo...

El amor, sí es eterno, me ha gustado mucho tu texto.
felicidades

Goldmundo dijo...

Hola, buenas tardes.

Te invitamos a conocer el blog de literatura que hicimos: http://www.narcisoygoldmundo.blogspot.com/

Un saludo y muchas gracias por el espacio,
Narciso y Goldmundo