jueves, mayo 25, 2006

Los deseos




Los deseos son una especie de secretos que sólo nos contamos a nosotros mismos; desde pequeños aprendemos que los deseos se piden, pero no se dicen. Téngase en cuenta que los deseos no son cosas que se quieren, sino que se anhelan. El truco está en que no tenemos sobre ellos ninguna certeza. Se desea detener el reloj, o acelerarlo para que llegue algún momento… los deseos siempre enlazan con el tiempo. Se desean de verdad los cuerpos sólo cuando se desean las almas, cuando buscamos una unión imposible con otra persona. Dice Martín Garzo que amar es tratar de descubrir un secreto en el otro.

Se pueden hacer muchas cosas con los deseos; por ejemplo, tratar de recordar cual fue el primero. O bien, trate de hacer un inventario con todos los deseos que ha pedido a lo largo de su vida e imagine qué habría sucedido de cumplirse todos.

Es de suponer que quien no esconde un deseo ha muerto: incluso aquel que se olvidó de sí mismo guarda un deseo. Todas las personas guardan dentro de sí un anhelo profundo, alguno que escribieron con tinta imaginaria cuando eran pequeños y guardaron en un cofre. Sólo hay que volver a mirar al niño, volver a encontrar ese deseo, porque seguramente guarda lo mejor de cada uno, o lo mejor para cada uno; todo por lo que luchamos un día y que con los años ha ido quedando enterrado en el desván de nuestra conciencia. Todos enterramos un tesoro en el parque, con aquel pájaro que murió, y debemos volver allí, apartar las hojas secas y desenterrarlo; ser capaces de volver a buscar a ese niño que se quedó mirando la tierra, que aún espera, ayudarle a escarvar y devolverle el cofre y liberarnos. Tal vez eso es la literatura.

19 comentarios:

Anónimo dijo...

"Dice Martín Garzo que amar es tratar de descubrir un secreto en el otro".

Siempre he creído que el amor se acaba cuando ya no queda nada por descubrir en la otra persona. Quizás por eso, hay que mantener siempre guardados algunos "deseos-secretos". Para que el amor perdure...

El paso del ciempiés dijo...

Gracias por la visita, tienes un blog lleno de vida y textos imprescindibles.

Fernando Díaz dijo...

Hace demasiado que no escribes nada (o al menos que no nos lo dejas leer, que no es lo mismo)

Ya sabes lo que toca...

Anónimo dijo...

"Decía que el amor es la percepción de un secreto. Un secreto que hay en el otro, pero sobre todo en nosotros mismos."

La soñadora
Gustavo Martín Garzo
2002

Lidia, te echamos de menos!!!

Anónimo dijo...

Te imagino atareada, envuelta en mil batallas,hablándole todo el día a un móvil obsoleto.

Te imagino peleando con la vida entre el glamour y la intendencia, pienso en tus manos gesticulando mucho, no sé por qué, aptas tanto para limpiar con lejia el inodoro como para tañer placer de la piel de un hombre.

Madrid-Mujer. Mujer-Madrid. Dura hembra.

Anónimo dijo...

Maldigo el extraterrestre que te ha abducido de la blogosfera. Ser malvado verde-anténico. ¿En dónde mantiene tu paradero? ¿Acaso experimenta contigo el malvado?.... Corre... Escapa... Vuelve...

El paso del ciempiés dijo...

Gracias por tan simpático comentario, sonreir a estas horas no es fácil. Gracias también a mis compañeros de batalla. Conseguí escapar... Vuelvo muy pronto... Sólo lo que tarde en regresar desde la Luna.

Anónimo dijo...

Me alegra haber contribuido a ponerte la sonrisa, como cuando no pasa bien el cuello del jersey por la cabeza, o se retuercen las mangas, y mama te ayuda a colocarte bien la prenda... Hala... Ya tienes la sonrisa puesta... Ahora a pasearla todo el día...

Anónimo dijo...

Te imagino recién levantada, con la carne aún tibia tras una noche de sueños apacibles, poniéndote el tanga y el sujetador, igual que Juana de Arco se ajustaba la armadura antes de acaudillar las cargas suicidas de la infantería gala contra las fortificadas tropas de la pérfida Albión.

¿Qué designios de Dios estás ejecutando en la tierra?

Líbrate de la hoguera de la envidia azuzada por el miedo.

Esquiva el dolor del desamor y la apatía del desánimo.

Sé fuerte doncella dorada. Nadie va a serlo por tí. Lo necesitan todos.

Caque dijo...

Ya sé que no me llama nadie a este entierro, pero para mi, que soy actuario en aromas, este es un claro caso de rapto por influjo del lamento de la frisona... Malo... Malo... No me gustaría estar en el pellejo de este linotipista cuántico... Le imagino bamboleando el nartex... Mugiendo entre aligustres tecnocráticos... La mirada espolvoreada... La baba corriendo por el espéculo... Pobre... Pobre... Ha caído bajo el lamento de la frisona.

Anónimo dijo...

A lo mejor ibas andando por la calle y tropezaste con el rabo de un conejito blanco, cayendo por un agujero negro que se abrió para tragarte y se cerró a tu paso.

Ahora estás en el universo paralelo, donde las letras no se escriben, los poemas son facturas y los poetas contables.

Cómo no vuelvas a tropezar no sé que va a ser de ti.

El paso del ciempiés dijo...

Un agujero donde las letras se tragan a las letras, y las palabras se funden en espirales de sonidos que al final no dicen nada, y si no bstan para decir las cosas importantes, ¿de qué me valen? Y qué decir de la frisona... ¿alguien me tira la llave?

Anónimo dijo...

Luna está tras una cerrraja,
¿quién la descerrajará?
El cerrajero
que la descerraje
buen descerrajero será.

Anónimo dijo...

Tranquilícense.... Tranquilícense... No es necesario montar tanto escándalo. No hay motivo de preocupación.

Yo, que soy perito en lunas, docto en lunáticos saberes, quisiera introducir un poco de cordura científica en esta conversación, afirmando que lo que a los ojos del profano puede sorprender, a mis expertas pupilas en nada asombra.

El selenita medio es así. Gusta de hacer actividades estrambóticas, como submarinismo en el Himalaya, vuelo sin motor en la fosa de las marianas o espeleología en la estratosfera.

Es sólo eso. Andará por ahí ejercitando dichos deportes, pero volverá pronto. Únicamente ha de ser prudente, no es la primera vez que las lesiones truncan la carrera de un selenita.

Anónimo dijo...

Yo también tengo estudios técnicos en lunas, soy licenciado en ciencias satélites, por la Munchaunsen Yuniversiti, con estudios de postgrado sobre el satélite terrestre. He de decirle, señor m.h., que los últimos estudios, que claramente ignora, a juzgar por sus afirmaciones, han significado sin lugar a dudas que los selenitas practican la espeleología en la ionosfera y no en la estratosfera como ha afirmado. Es usted una vezgüenza para la Moon's National Society, de la que tenía que haber sido expulsado hace tiempo. No molesta más: impostor

Anónimo dijo...

Ionosfera... Estratosfera... ¡Ultramontano! ¡Es usted un ultramontano empírico!

Anónimo dijo...

La Luna es el único satélite natural de la Tierra. Su diámetro es de unos 3.476 km, aproximadamente una cuarta parte del de la Tierra. La masa de la Tierra es 81 veces mayor que la de la Luna. La densidad media de la Luna es de sólo las tres quintas partes de la densidad de la Tierra, y la gravedad en la superficie es un sexto de la de la Tierra.

La Luna orbita la Tierra a una distancia media de 384.403 km y a una velocidad media de 3.700 km/h. Completa su vuelta alrededor de la Tierra, siguiendo una órbita elíptica, en 27 días, 7 horas, 43 minutos y 11,5 segundos. Para cambiar de una fase a otra similar, o mes lunar, la Luna necesita 29 días, 12 horas, 44 minutos y 2,8 segundos.

Como tarda en dar una vuelta sobre su eje el mismo tiempo que en dar una vuelta alrededor de la Tierra, siempre nos muestra la misma cara. Aunque parece brillante, sólo refleja en el espacio el 7% de la luz que recibe del Sol.

Después de la Tierra, la Luna es el cuerpo espacial más estudiado.

Anónimo dijo...

Lo que me pregunto es como se sabe tanto de un sitio al que aún no se ha llegado.

El paso del ciempiés dijo...

Perdonen, pero que yo sepa sólo hubo un Perito en lunas. Miguel Hernández, se llamaba.