domingo, abril 17, 2005

Diferencias entre un político y un poeta

El poeta puede decir patria, bandera, pueblo, sudor, entraña, tierra.
El político consulta su manual de estilo antes de aventurar, tímidamente, nación o estado.

El poeta puede equivocarse, dudar, admirar a otro poeta y reconocerse un aprendiz.
El político, al que no creemos porque nunca falla, es siempre
lo mejor de cada casa.

El poeta recoge el legado de otros tiempos, admira y exalta las obras anteriores
El político borra todo lo bueno antes de él para dejar sólo las miserias.

El poeta se desnuda ante los hombres. Canta sus dudas, alienta su esperanza.
El político manipula al hombre.

Este texto pertenece a mi cocina literaria; está sin terminar, pero me parecía oportuno, al hilo de las últimas reflexiones sobre la posibilidad o no de separar literatura y política.

2 comentarios:

Félix H. de Rojas / Félix Hernández de Rojas dijo...

Nunca me había parado a pensar semejanzas y diferencias entre poetas y políticos.

Pero ahora que lo pienso... ¡ Cuántas elegías lloronas y cuántas liras han sido tañidas por intereses creados !

Te imaginas: una cuarterta en el senado. Una seguidilla en un mitín.

GVG dijo...

Existen cátedras de literatura donde se han dedicado a compilar miles de poetas a sueldo por ejemplo en la antigua Unión Sovíetica (en la España franquista también había algunos) ahora en Cuba, aunque los mejores están en la cárcel por escribir versos donde se entendía una crítica - hay que ver como son de susceptibles los censores con las metáforas - Durante la revolución cultural china, Mao obligo a todos los poetas y escritores de todo tipo a trabajar 6 meses al año recogiendo arroz en las plantaciones para que se diesen cuenta de que teniendo el libro rojo pocas cosas más había que escribir, muchos evidentemente se pasaron al partido o se murieron entre los arrozales. En España en la Guerra Civil ambos bandos les mataban en las cunetas a sus oponentes, y los nazis subian a la carrera las escaleras de los portales de Berlín para ametrallar a los que se dedicaban a escribir contra el régimen. ¿Imagino que ahora ya no somos peligrosos? ¿o el político le pide a la editorial de turno que se encargue de amordazar al poeta crítico?